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1er. Centenario de las Misioneras Cordimarianas.

El 19 de marzo de 1921, en la Ciudad de México se fundó, por inspiración de la catequista Carmen Serrano y Rugama, y el padre Julián Collell y Guix CMF, la Congregación de Misioneras Cordimarianas, siendo Arzobispo Monseñor José Mora y del Río, quien dio el Decreto de erección canónica, en la Ciudad de México.

  Nacimos con la misión especial en la Iglesia de vivir la vocación misionera para el anuncio del Evangelio; con una espiritualidad enraizada en la de San Antonio Ma. Claret.

  El camino para nuestra fundación fue arduo, de la Inspiración a su fundación pasaron más de siete años. Cuando por fin se vio aprobada en julio de 1920, la fundación se vía aplazada. Finalmente el 12 de diciembre de 1920 se inauguró simbólicamente la Obra porque nuestros Fundadores, Julián y Carmelita, deseaban ardientemente ponerla a los pies de Santa Ma. De Guadalupe. Dios Providente dispuso que San José velara por su crecimiento, la formara en la sencillez, la alegría y la fidelidad, realizándose la fundación, después de un día de retiro de las siete aspirantes, el 19 de marzo de 1921.

Este camino de celebración del hoy Primer Centenario Congregacional, ha sido un recorrido del 2019 al 2021, en el cual las Misioneras Cordimarianas y así como personas cercanas en la misión y de la Familia Cordimariana hemos bebido del origen del Carisma, reflexionando en la persona de los fundadores, su legado espiritual y misionero. Renovando así nuestro espíritu Cordimariano.

Al principio todo parecía indicar que la pandemia truncaría nuestra preparación y celebración, sin embargo, la tecnología les permitió seguir adelante, revitalizando nuestra vocación misionera, y en las comunidades retomamos el material preparado para este trienio, a través de la meditación de la Palabra de Dios y respondiendo a los retos que esta pandemia trajo a nuestras misiones.

Con el corazón lleno de alegría y gratitud por la misericordia de Dios, ponemos ante el Corazón Inmaculado de María de Guadalupe y San José, a la Congregación, e imploramos su intercesión para continuar en búsqueda de formas nuevas de respuesta a los actuales desafíos y a la necesidad de vocaciones misioneras.

Gracias por ser parte de este caminar misionero y celebrar con nosotras.

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