Carisma Misionero
Desde la herencia carismática de San Antonio María Claret que nos heredaron nuestros fundadores, Julián Collell cmf y Carmen Serrano mcm:
Las Cordimarianas somos seguidoras de Jesucristo, consagradas al Padre por el don del Espíritu. Jesús es para nosotras el Cristo y el Señor al que entregamos nuestra vida. Es el Hijo y el Enviado del Padre, hecho Hombre de la Virgen María, el Ungido por el Espíritu para evangelizar a los pobres, el Profeta poderoso en obras y palabras, el Obediente hasta la muerte y el Resucitado que sigue vivo en el mundo.
La Misión Cordimariana, adquiere su sentido en la misión universal de la Iglesia. A lo largo de los siglos, la Iglesia, impulsada por el Espíritu, ha intentado cumplir el encargo de Jesús: vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda criatura.. Hemos sido llamadas a comunicar a la humanidad la Buena Nueva de la Paternidad-Maternidad de Dios, de la fraternidad en Cristo y de la fuerza del Amor y de la unidad en el Espíritu Santo.
A la Congregación se le ha concedido representar en la Iglesia la vida profética de Cristo y de la Iglesia, su vocación de mensajera de la Buena Nueva para toda la humanidad, especialmente para los pobres, destinatarios y sujetos privilegiados del Reino vivido y anunciado por el Señor.