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Carisma y Espiritualidad MCM

Carisma

MISIONERO:

Las Misioneras Cordimarianas, tenemos una experiencia de Dios como Padre, configurándonos con Cristo Ungido y Enviado a salvar a todas las gentes, dentro de una Comunidad Misionera al estilo de los apóstoles.

EUCARÍSTICO REDENTOR:

Nuestra vida es una entrega generosa, constante y gozosa, desgastándonos por la causa del Evangelio en una disponibilidad total e incluso, hasta dar la vida por el otro.

CORDIMARIANO:

Profesamos, en comunión con María, un ardiente amor a Dios y a la humanidad, que expresamos con la donación de toda nuestra persona a Dios, en el servicio a los demás.

Espiritualidad

Nuestra Espiritualidad tiene sus raíces en la de San Antonio María Claret, vivida y experimentada por nuestros fundadores, quienes nos la dejaron plasmada en sus escritos. De ellos hemos recibido en herencia un especial amor filial a María, la Madre del Señor Jesús, quien escucha atentamente la Palabra, la guarda con diligencia, la medita en su corazón y la anuncia con gozo.

Como María nos proponemos vivir en actitud de apertura al Espíritu y entrega gozosa al servicio de Dios y Salvación de su Pueblo, anunciando y proclamando la Palabra, para confortarlo con la Esperanza del Reino.

Nuestra Espiritualidad se caracteriza por una profunda e íntima relación con el Corazón de María, para aprender de Ella a vivir en la intimidad y seguimiento de Cristo Misionero que se ofrece al Padre como Hostia viva, y se entrega como Víctima por la redención de todas las personas.

Perfil Cordimariano

En su proyecto de vida no han de albergar otro objetivo que el hacer presente a Dios en el mundo, al Inmaculado Corazón de Ma-ría su Madre y Compañera, y la salvación de todos los hombres: fuera de esto, todas las empresas, por más grandes que parezcan las deben de conceptuar por nada, en comparación de este objetivo.

Vayan pues a EVANGELIZAR Y CATEQUIZAR a todos los hombres principalmente a los más necesitados y marginados de la sociedad, a los más indigentes; vayan a llevar la BUENA NUEVA a donde sean enviadas por la Congregación, sea a aquellas montañas agrestes, sea a aquellas barriadas más olvidadas, sea de norte a sur, de este a oeste de nuestra República, o sea la América toda, y por la Europa, Asia, África, Oceanía: todo el mundo es su campo de acción.

Y donde haya más hambre e ignorancia de Dios, allí han de ir con preferencia, y en donde el trabajo evangelizador esté más eriza-do de dificultades, trabajos, privaciones, ahí se deben lanzar con más ardor, con la fe, confianza, gracia y amor de Cristo Jesús y del Corazón Inmaculado de nuestra Madre.

“VAYAN Y ENSEÑEN A TODAS LAS GENTES”

Y para llegar a la meta de semejante ideal, aunque sólo sea por la evangelización de una sola persona, no ha de haber potencia humana

de tribulación, humillación, cansancio, hambre, sed, pobreza, persecución cruz, etc.; que las haga desistir un solo punto del PLAN DE DIOS. Para lo cual es también necesario que posean un espíritu inmenso, que nada las arredre, ni las haga titubear jamás ni en su vocación, ni en ninguno de sus proyectos o lugares a donde sean en-viadas aún frente a las más grandes ingratitudes y desengaños de parte de las gentes o de sus hermanas. En una palabra, tengan un celo ardiente y prudente como el de Jesús por la realización del Proyecto del Padre, inquebrantable como el de Jesús y misericordioso como el de Jesús.>

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